¿PODEMOS APRENDER ALGO DE LA GESTIÓN PASIVA PARA PAGAR NUESTRAS PENSIONES?
¿PODEMOS APRENDER ALGO DE LA GESTIÓN PASIVA PARA PAGAR NUESTRAS PENSIONES?
Hemos visto previamente que era posible complementar nuestra pensión pública, en base a un sistema de reparto, con el capital y los beneficios derivados de una inversión en acciones a largo plazo. En concreto, a 16 años vista y, posteriormente, a 23 años vista. No obstante, también señalábamos los límites y riesgos a los que se enfrentaba el inversor en tales plazos porque, lógicamente, podía saber con más o menos exactitud cuándo se iba a jubilar, pero no si ese feliz momento de cesar en el trabajo coincidiría con un período bajista de la bolsa que cercenara sus expectativas y su rentabilidad. Finalmente, examinamos el ejemplo práctico a largo plazo de verdad en términos de preparar una pensión que nos ofrecía el Vanguard 500 Index Fund, que al fin y al cabo es el único que existe. En este último supuesto la conclusión era más favorable que en las dos anteriores. Es decir, sí era posible jubilarse en base a un sistema de capitalización. Incluso si las aportaciones realizadas por el inversor no eran demasiado elevadas.
Ahora vamos a sintetizar brevemente qué podemos aprender de los tres ejemplos anteriores, extraídos de las rentabilidades reales obtenidas por el ING Direct Fondo Naranja Standard & Poor´S 500 FI, complementado por el Vanguard U.S. 500 Stock Index Fund Investor EUR Accumulation, y del antes mencionado Vanguard 500:
- Aunque pueda parecer una eternidad, ni 16 ni 23 años ni más pueden ser suficientes para proporcionar al inversor una rentabilidad tal que le permita retirarse sólo con su pensión privada. En plazos breves de tiempo un período bajista prolongado o, simplemente, un crac bursátil puntual puede arruinar las expectativas del inversor. Quien piense lo contrario debe estar dispuesto a realizar aportaciones de capital más cuantiosas. Los efectos benéficos de la capitalización y del interés compuesto se apoyan en el transcurso del tiempo. Así que la cuestión importante a tener en cuenta sería cuánto tiempo. Evidentemente, la primera respuesta sería, por lo menos, la de toda la vida laboral del inversor. Pero sobre esto volveremos a añadir más cosas en un post posterior.
- Directamente relacionado con el factor temporal se encuentra la cuestión de cuánto aportar, del capital. Puede ser poco, como vimos en los ejemplos de los tres posts precedentes. Pero en tal caso funcionará si media tiempo suficiente, como el ejemplo del post previo a este. Aunque en las simulaciones partíamos de un inversor que invertía una cantidad fija de dinero cada año y que se limitaba a actualizarla a la inflación cada 5 años, lo cierto es que la cantidad a invertir dependerá, aparte de las circunstancias personales del inversor, más de un porcentaje sobre sus ingresos que de una cantidad predeterminada de antemano. No necesariamente, claro, pero tiene sentido que se mezclen ambos criterios, un mínimo a invertir y un porcentaje de los ingresos.
- Dónde. En los tres ejemplos precedentes el escenario de nuestra inversión era el S&P 500, el benchmark de referencia de los EEUU y, además, del resto del mundo bursátil. Elegir este índice u otro global como el MSCI World o el MSCI ACWI no es una cuestión baladí y hemos tratado aquí de ello, puesto que conlleva pros y contras. Al tratarse de una inversión a muy largo plazo, digamos 40-50 años mínimo, nada seguro puede afirmarse sobre la preeminencia futura de la bolsa norteamericana por mucho que, hasta el momento, haya sido así. Que lo siga siendo en el futuro está por ver. Quizá por eso convenga un índice global, como el MSCI World u otro similar.
- Independientemente de todo lo anterior, el éxito de la gestión pasiva descansa en los bajos costes. Abajo reproducimos el cuadro del post anterior, en base al Vanguard 500, cuyos costes son ínfimos, menos del 0.20% sobre patrimonio:
A continuación, el mismo cuadro, pero con una penalización del 0.75% (y aún así todavía sería el Vanguard más barato que el Fondo Naranja ING Direct S&P 500):
Las diferencias son notables: en un caso se obtienen casi 614.000$ y en el otro 486.000$. La diferencia es notable. Esto no tiene vuelta de hoja. Puede ser que en un plazo menor que coincida con buenos tiempos bursátiles esto no parezca tan importante. Pero es absurdo pensar que en un plazo tan largo como el que se precisa para que tenga éxito una planificación capitalizada de la pensión no se vayan a sufrir períodos puntuales muy negativos. Los costes a largo plazo también se capitalizan.
Dicho lo cual faltaría quizá un elemento más: la fe. Que en el pasado los mercados bursátiles, especialmente USA, hayan obtenido rendimientos positivos no implica que los sigan obteniendo en el futuro. El señalar que históricamente la bolsa ha obtenido esta rentabilidad no implica que se repita. Lo que importa es que ese rendimiento no se produce porque sí, porque en el pasado la bolsa hizo esto, porque es lo que podemos esperar de los mercados, sino por razones de mucho más peso que no tienen que ver con las estadísticas bursátiles.
De esto hablaremos en el futuro, pero antes trataremos en el siguiente post de por qué no va a ser posible un sistema de capitalización en España (ni en prácticamente ningún otro lado) para preparar nuestras pensiones futuras. No queremos aguarle la fiesta, pero no nos queda más remedio que hacerlo.
@mellizonomics & @quietinvestment
Gracias por vuestro excelente post David y Santiago.
A usted, caballero.