NO LO ENCONTRARÁ EN MORNINGSTAR LOS BENEFICIOS DE LAS SGIIC O EL REVERSO TENEBROSO DE LA FUERZA
No lo encontrará en Morningstar, los beneficios de las SGIIC. Si el asunto de la clarificación de la propiedad de las SGIIC que comercializan los llamados “fondos de autor” ya resulta de por sí (inexplicablemente) poco transparente al tiempo que se halla rodeado de un extraño manto mezcla de timidez y vaguedad, ni que decir tiene el tema de los beneficios de esas mismas SGIIC y, en general, de todas. Y lo cierto es que no se trata de ningún secreto porque todos podemos averiguarlo de manera sencilla y rápida a través de la CNMV.
Después de la estructura de la propiedad, cuya paradójica problemática planteamos aquí y para cuya solución aportamos una sencilla medida aquí, vienen los beneficios de las SGIIC. Porque cada parte conduce a un todo, el conjunto de incentivos que alinean los intereses del gestor y su gestora con los del partícipe. Así, lo primero, la propiedad, lleva a lo segundo, los beneficios, y éstos a su vez nos guiarán al siguiente tema de este hilo que, por mantener el suspense para los pocos lectores a quienes esto interesa, ahora no desvelaremos.
Pero por el momento nos ceñiremos a las ganancias.
1. NO LO ENCONTRARÁ EN MORNINGSTAR. LOS BENEFICIOS O EL REVERSO TENEBROSO DE LA FUERZA. CUENTAS ANUALES Y CUENTAS ANUALES.
El inversor puede acceder fácilmente a las cuentas anuales del fondo de inversión del cual es partícipe. Éstas forman parte de la documentación relativa al FI que debe estar siempre a disposición del mismo más la complementaria que la gestora considere oportuna: Ficha del Producto, Ficha de Morningstar, DFI (Datos Fundamentales para el inversor) con anexos, Folleto Completo, Folleto Simplificado, Histórico del Valor Liquidativo, Informes Trimestrales, Informes Semestrales, Otras Comunicaciones y, finalmente, Cuentas Anuales.
Abajo, por ejemplo, la documentación que AzvalorAM pone a disposición del inversor en su web relativa al FI Azvalor Internacional:
Las Cuentas Anuales de un FI en concreto constituyen un documento interesante porque el inversor puede conocer de primera mano a cuánto ascienden las comisiones percibidas por la SGIIC en relación a tal FI y sólo a él, al margen de los demás vehículos de inversión que comercialice. No tiene más que consultar la Cuenta de Pérdidas y Ganancias del FI en cuestión. En este ejemplo, Azvalor Internacional, los gastos del fondo fruto de las comisiones de gestión, depósito y “otros” menos las comisiones de descuento por reembolsos ascienden a más de 19 millones:
El patrimonio del FI, al contrario que la cuenta de pérdidas y ganancias, refleja la situación patrimonial del mismo en un momento determinado, el 31 de diciembre.
No es correcto entonces relacionar la suma de los gastos del fondo antes mencionada con la del patrimonio a final de año porque las comisiones se detraen diariamente. Podría obtenerse una cifra en porcentaje aproximada atendiendo a la media del patrimonio gestionado entre el cierre de 2017 y 2018. La cifra resultante ronda el nada despreciable 1.92%. En absoluto se trata de un cálculo exacto, pero, como todos sabemos, es mejor estar aproximadamente en lo cierto que estar equivocados con exactitud.
Sin embargo, ni Azvalor AM ni (hasta donde alcanza nuestro conocimiento) las demás gestoras ponen a disposición del partícipe o del potencial inversor sus propias cuentas anuales auditadas. No obstante, el inversor puede acceder a ellas a través de la CNMV acudiendo a la pestaña de “Consultas a registros oficiales.”
Y después en “Búsqueda por entidades”:
Conociendo el nombre de la gestora, en la imagen Magallanes, no es complicado llegar a donde queremos:
De esta forma nos encontraremos con el siguiente escenario donde bastará con pinchar en “Auditorias” y descargar las Cuentas Anuales del año que interese:
Por tanto, hay Cuentas Anuales (las de cada FI en concreto) y Cuentas Anuales (las de la gestora). Unas perfectamente a disposición del partícipe y otras menos, pero accesibles, al fin y al cabo. Esto es así porque los partícipes son los propietarios del FI:
“Todas las participaciones están representadas por certificaciones sin valor nominal y confierena sus titulares un derecho de propiedad sobre el Fondo.”
En cambio, el partícipe no es propietario de la SGIIC que tiene encomendada la gestión del fondo y, por tanto, en principio no le concierne lo que se cuece en las cuentas anuales de la misma. Eso sería asunto única y exclusivamente de los propietarios, en ocasiones los propios gestores.
¿O no?
2. NO LO ENCONTRARÁ EN MORNINGSTAR. LOS BENEFICIOS O EL REVERSO TENEBROSO DE LA FUERZA. LOS BENEFICIOS DE LAS SGIIC SÍ CONCIERNEN AL INVERSOR-PARTÍCIPE.
Al inversor le concierne y mucho si la SGIIC que gestiona el FI del cual es partícipe gana o no dinero. El corporativismo del gremio dirá que no. Se equivoca. La cuestión no se refiere a la bondad o la maldad de la obtención de las ganancias. Es decir, nadie afirma aquí que la SGIIC no deba obtener beneficios económicos para sus propietarios. Esa no es la cuestión. La cuestión nunca ha sido el qué sino probablemente el cuánto.
Como empresa que presta un servicio la SGIIC tiene como fin legítimo ganar dinero. Pero como entidad protectora de los intereses del partícipe, a quien debiera unir una relación donde predomine más el aspecto fiduciario que el comercial, su fin es proteger los intereses de aquel. El interés del partícipe, a su vez, es obtener la máxima rentabilidad al menor coste. La de la SGIIC, conseguir el beneficio más elevado que pueda. Para ello debe detraer de la masa patrimonial propiedad del partícipe que forma el FI la mayor cantidad posible de dinero en forma de comisiones y gastos varios. He aquí, pues, la tragedia.
No podemos esperar de las gestoras bancarizadas que pertenecen a muchos y en definitiva a nadie que esa situación cambie. Esto es, que predomine el aspecto fiduciario sobre el comercial. El marketing de la industria halaga al cliente y le dice que él es lo más importante. Pero sólo es marketing. En cambio, sí esperamos que las gestoras cuya propiedad recae en los propios gestores así lo hagan. Forma parte de su discurso el soniquete constante de su alineación de intereses con los del partícipe. Forma a su vez queja profesional constante el no poder realizar su trabajo de gestión y su política de inversión (como el cierre del FI) con la independencia necesaria por chocar con los intereses de la industria.
Cuando el gestor consigue, tras muchos esfuerzos y sinsabores, constituir su propia SGIIC y acceder a la tan ansiada independencia puede ocurrir, sin embargo, que resulte seducido por el reverso tenebroso de la fuerza. O sea, que su condición de empresario prevalezca sobre su condición de protector de los intereses del partícipe, de gestor. Dicho de otra manera, que un dictador es depuesto con la promesa de elecciones libres y democracia, pero finalmente tan sólo es sustituido por otro dictador. Alejandro Magno perece y los Sátrapas le suceden. Con lo que cuesta obtener el poder malditas las ganas de compartirlo. Algo parecido ocurre en la política donde las promesas electorales y lo que finalmente se hace no tienden a parecerse. El poder de la moqueta y el sillón poseen el don de vaporizar el idealismo.
No obstante, es posible que un fondo de autor proporcione al inversor intangibles que la industria no le ofrecerá. Como por ejemplo la promesa de cierre del fondo de inversión si el volumen de los activos gestionados así lo aconseja con el propósito de salvaguardar la generación de rentabilidades futuras. O aspectos cualitativos referidos a la selección de las acciones que componen las carteras. Pero eso no significa que no deba ofrecer también “tangibles.” Sin ir más lejos un coste menor en comparación con la “gestión no independiente.”
Queremos decir que el cambio a una gestora independiente controlada por gestores independientes no puede consistir únicamente en sustituir al receptor del diezmo por otro. No puede ser un “quítate tú o vosotros que me pongo yo.” No puede terminar como “Rebelión en la granja” donde los gorrinos acaban adoptando todos los defectos del hombre que un día justificaron su alzamiento. “Todos los animales (los partícipes) son iguales, pero unos (gestor-propietario-partícipe) más iguales que otros.”
No, no, no. Los beneficios de la SGIIC que tiene encomendada la gestión de un FI del que usted es partícipe le conciernen y mucho. Porque será ahí donde pueda verificar si todo ha cambiado para que todo siga igual.
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En conclusión, nos parece apropiado que todas las gestoras añadan en la documentación que proporcionan al potencial inversor sus cuentas anuales auditadas. No estaría mal que incluyeran un resumen sucinto de las mismas que contemplara el patrimonio gestionado, el total de comisiones y otros conceptos detraídos de los vehículos de inversión que comercialicen, la cifra de beneficios (de haberlos) y la distribución de los mismos en concepto de dividendos.
Así de sencillo. De nuevo, como el asunto de la estructura de la propiedad, apelamos a la transparencia y el acceso directo del inversor a la información sin que tenga que bucear en la CNMV. No hay motivo alguno para que no sea así. Absolutamente ninguno. Las gestoras no pueden obviar su deber fiduciario respecto al partícipe escudándose en la propiedad. “El fondo es vuestro, la gestora no es de vuestra incumbencia.” Por supuesto que lo es. Desde el momento en el cual es el partícipe quien paga el impuesto de sociedades de la SGIIC y los dividendos que posteriormente ésta distribuye. Porque evidentemente lo paga todo el partícipe. Absolutamente todo.
Cuentan que Alcibíades, estadista, orador y estratego ateniense conocido por sus frecuentes cambios de lealtad y otros desmanes, le cortó el rabo a su perro en público ante el estupor de los presentes. Interrogado acerca del por qué de tamaña barbaridad parece que respondió que mientras la gente hablaba de su perro no lo haría de las corruptelas y otras tropelías de su gobierno.
El inversor se devana los sesos calculando el ROCE de un agregado de empresas sólo para darse la satisfacción de publicitar que no son reales, que el gestor les está contando una milonga. De paso revisa la rotación de existencias de Aryzta. En su abundante tiempo libre hace escarnio público de los gestores estrella, como Paramés, burlándose y chisteando sobre la debacle bursátil de alguno de sus errores de inversión. Cuestiona los potenciales de revalorización y el “stock picking.” Se pavonea precisamente en un terreno donde poco tiene que aportar porque no es probable que lo haga mejor que el gestor, aunque él crea firmemente que éste es un panoli que no se entera de nada y él un sagaz (mini) inversor. Entretanto, sus acólitos le aplaudirán en RRSS mientras que el objeto de sus burlas ni sabe que existe. El inversor se entretiene con el perro de Alcibíades.
¿En qué medida son los “gestores independientes” propietarios de la “SGIIC independiente”? ¿Cuánto gana su SGIIC y cuántos dividendos reparte a sus propietarios-gestores? Sí, es asunto suyo como partícipe y como potencial inversor. Desde luego que lo es.
Y no, no encontrará la respuesta en Morningstar.