NEWSLETTER DE NOVIEMBRE DE COBAS ASSET MANAGEMENT
NEWSLETTER DE NOVIEMBRE DE COBAS ASSET MANAGEMENT
Como todos los meses, Cobas Asset Management ha remitido a sus partícipes (también conocidos como co-inversores) su siempre interesante, y en muchas ocasiones polémica, Newsletter. Se trata no sólo de un documento formalmente impecable y vistoso (nuestra felicitación a los redactores) que mantiene al partícipe al día de las novedades y datos de los fondos de inversión de la gestora sino también de un texto que incorpora muchos elementos de divulgación financiera y que se estructura en secciones periódicas. De alguna de ellas, como la de Sesgos del Inversor, haremos algún día una síntesis pues su interés resulta evidente. También añade, aunque no siempre, algún tipo de informe de contenido bursátil, económico o financiero (El Tema del Mes). A nadie deja indiferente estas Newsletters, sea para bien o para mal, lo cual es o no es una virtud dependiendo de a quien se le pregunte.
Se dicen muchas cosas de Cobas AM y de su líder, Francisco García Paramés, y casi ninguna positiva. Los malos resultados cosechados hasta el momento por sus fondos, la filosofía de inversión de la entidad -hoy considerada “out”-, y, por supuesto, el coste de la gestión son las principales razones del actual descrédito. Respecto de las dos primeras nada tenemos, como partícipes, que añadir porque todavía “no toca.” Pero “tocará.” Es bien sabido que todos se declaran amigos del largo plazo y enemigos de las modas y de lo “popular” en el mercado de valores con la misma rapidez con la cual hacen todo lo contrario. Aspiramos a que ese no sea nuestro caso si bien no podemos garantizarlo debido a nuestra condición humana. Nos limitamos a reconocer con humildad como único y auténtico señor de las finanzas y sus resultados al Dios Kronos. Respecto a la tercera crítica, sí la suscribimos y es conocida nuestra posición. Los costes deben bajar porque los tiempos han cambiado y los activos bajo gestión lo permiten, pero, además, porque públicamente FGP se ha comprometido a ello y, en tal caso, cuanto más tarde peor. Es evidente que los gestores hablan en ocasiones demasiado, tanto en RRSS como fuera de ellas, y nos parece legítimo preguntarnos si no sería mejor un poco más de discreción por un puro principio de prudencia derivado del adagio según el cual “somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios.”
TEMA DEL MES: EL INCIERTO FUTURO DEL SISTEMA PÚBLICO DE PENSIONES
El excelente informe del mes de noviembre ocupará el resto del contenido de este post, que copiaremos literalmente para, después, realizar un par de puntualizaciones finales. El tema gira en torno al incierto panorama de nuestro sistema público de pensiones.
Señala Cobas AM:
“Nuestro país es uno de los más ‘generosos’ de la OCDE en cuanto al gasto destinado al pago de pensiones públicas. Pero este sistema es cada vez más insostenible y deficitario. Año a año, el número de pensionistas aumenta y en cambio, el de cotizantes disminuye. Esta situación se agrava aún más con los sueldos estancados y con la consiguiente reducción de las aportaciones a la Seguridad Social.”
Y añade:
“Las pensiones suponen el mayor gasto público para el estado. Tal y como se recoge en el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado 2021, está previsto que el gasto consolidado en pensiones de la Seguridad Social constituya la mayor partida, algo más de un tercio del gasto público. España gasta cada año más de 120.000 millones de euros en pagar las pensiones de la Seguridad Social, lo que deja un agujero en el sistema superior a los 17.000 millones de euros.”
Continúa el informe recalcando que las pensiones españolas “son las más generosas de los países de la OCDE. Nuestro sistema de pensiones tiene la tasa de reemplazo más elevada de los países de nuestro entorno o porcentaje de pensión pública inicial respecto a últimos salarios.”
El problema viene dado porque estas pensiones “son deficitarias ya que los salarios permanecen estancados y el salario medio real en España ha crecido tan sólo un 0.2% entre 2000-2019.” Un dato altamente deprimente.
Para más inri, “3 de cada 4 españoles no ahorra para su jubilación.”
Lo anterior “genera una gran dependencia de las pensiones de la seguridad social y se prevé que la brecha entre ingresos y gastos continúe empeorando los próximos 40 años.”
Como consecuencia, “no podremos disfrutar de unas pensiones tan generosas. En cuarenta años, los españoles recibiremos una pensión 22,6% más baja que en la actualidad.”
Por tanto, es inevitable “que tendremos que compensar con otras fórmulas de ahorro como los planes de pensiones. El 42% de los planes contratados en España, en 2019, son planes de pensiones individuales, PPI.”
¿Y en qué tipo de activos invierten esos planes? “Un alto porcentaje de ellos invierte en renta fija, que en el largo plazo se comporta peor que la variable y sitúa la rentabilidad del inversor español por debajo de la media europea.”
Como podemos ver, el informe es muy interesante a la vez que, sorprendentemente, deprimente. Aúna dos virtudes importantes: concisión y claridad. Como contrapartida inevitable que deriva del propio formato de comunicación se encuentra, lógicamente, que el tema da para mucho más debido a su complejidad.
Cabe preguntarse, no obstante, varias cosas. Primero, hasta qué punto las previsiones de futuro se cumplirán. Es decir, ¿es inevitable un panorama tan negativo o pueden existir otros factores, como un aumento de la productividad o un repunte de la natalidad, que lo atempere? Es decir, este futuro que parece avecinarse ¿hasta qué punto constituye una proyección estática del presente? Y, segundo, no siempre la renta variable es el activo más rentable a largo plazo. En todo caso, lo es casi siempre. Lo cual plantea la cuestión de si no sería conveniente una combinación de activos, por mucho que predomine la renta variable, que contribuya a amortiguar el riesgo inherente de que las acciones (o los gestores) no cumplan lo que se espera de ellas. No decimos que no compartamos el punto de vista de Cobas, sino que no lo compartimos siempre y que, por tanto, hay que valorar todas las opciones de asignación de activos porque para dar por hecho la hipótesis principal -las acciones son más rentables a largo plazo-, habremos de dar previamente por bueno el pasado. Y eso no siempre funciona así.
Evidentemente, Cobas apuesta por las acciones a largo plazo porque suponemos que estima que las probabilidades están de su lado y los datos parecen confirmarlo la mayor parte de las veces. No es ningún secreto que Cobas AM, y muchas de las gestoras value, comercializan PPI. Algo que nos parece bien y oportuno, pero a lo que añadiremos la siguiente reflexión de Benjamin Graham, no en referencia exclusiva a Cobas, sino en general a toda la industria financiera:
“Una institución que tiene sus propios productos financieros para vender no puede suponerse que ofrezca una asesoría totalmente imparcial. Por muy éticos que sean sus objetivos, la fuerza impulsora de sus propios intereses seguramente afectará a sus criterios. Eso es especialmente cierto cuando los consejos los dispensa un vendedor cuyo sueldo depende de convencer a sus clientes para que compren los productos financieros que su empresa tiene en el mostrador.”
Felicitamos a Cobas AM por el excelente informe sobre el futuro incierto del sistema público de pensiones en España y, al mismo tiempo, recalcamos nuestras dos observaciones previas y, sobre todo, la del maestro Graham, de quien nos consta que en Cobas AM se siente gran devoción, muy merecida y que, desde luego, compartimos.
Y es que el viejo Graham siempre está “in.”