MITOS SOBRE EL ENTERPRISE VALUE Y EL EQUITY VALUE (V)
MITOS SOBRE EL ENTERPRISE VALUE Y EL EQUITY VALUE (V)
Visto el concepto, con metáfora incluida, y las implicaciones principales y no tan principales del enterprise value, existen algunos mitos comunes sobre éste y el equity value que vamos a despejar a continuación:
MITO 1: El enterprise value es el “coste de adquisición de una empresa.”
No. El enterprise value es el valor del negocio principal de una empresa para todos sus inversores. Cuando una compañía desea adquirir el 100% de otra, como mínimo, debe pagar el precio de todas las acciones en circulación de aquella. Por tanto, el precio mínimo de compra es el equity value actual de la otra empresa.
Más allá de eso, no todas las adquisiciones tratan la deuda y el efectivo de la misma manera. En la mayoría de los casos, el vendedor debe “refinanciar” la deuda (es decir, reemplazarla por una nueva deuda o cancelarla por completo) si hay un “cambio de control” y alguien más termina siendo propietario de la empresa. Sin embargo, esta misma condición no es necesariamente cierta para los otros elementos similares a la deuda que se agregan al pasar del equity value al enterprise value. Además, el adquirente no necesariamente “obtiene” todo el efectivo del vendedor para sí mismo porque este todavía necesita una cierta cantidad mínima del mismo para desarrollar las operaciones de la compañía. Finalmente, el adquirente puede tener que pagar tarifas adicionales asociadas con el trato que no se reflejan en absoluto en el enterprise value del vendedor.
MITO 2: El enterprise value es el “valor real” de una empresa.
Esta afirmación puede parecer cierta al principio, pero le falta un componente fundamental: ¿para quién? El enterprise value puede considerarse el “valor real” de una empresa para todos los inversores combinados, pero si usted es un accionista, ciertamente no es el valor real para usted.
Volviendo a la analogía de la compra de una casa con la hipoteca de 125.000 € y el pago inicial de otros 125.000 €, ¿cuánto vale para usted esa nueva casa? Es posible que se sienta tentado a decir “250.000 €”, pero piense en lo que sucedería si vendiera la casa inmediatamente después de comprarla. Solo obtendría 125.000 € por ella porque tendría que pagar la hipoteca de 125.000 €. Por tanto, incluso si la casa se vende por 250.000 €, solo obtendrá 125.000 € de ella.
MITO 3: La deuda “suma” al enterprise value y el efectivo “resta” al enterprise value.
La deuda no “suma” al enterprise value de una empresa. Usted suma deuda cuando pasa del equity value de una empresa, actual o intrínseco, a su enterprise value, actual o intrínseco. De manera similar, el efectivo no “resta” del enterprise value de una empresa. Resta el efectivo cuando se mueve del equity value de una empresa, actual o intrínseco, a su enterprise value, actual o intrínseco.
Esto puede parecer una distinción sin sentido, pero la diferencia es enorme. Si dice que la deuda “aumenta” el enterprise value, está insinuando que aumentar la deuda puede cambiar el valor de una empresa, ¡lo cual no es cierto! Si se equivoca en esta distinción, pensará incorrectamente que la emisión de deuda o nuevo capital cambia el enterprise value de una empresa.
Solo los cambios en las operaciones principales de una empresa afectan su enterprise value, no los cambios financieros. (Y nuevamente, en realidad, todavía habrá un pequeño impacto de esos cambios, pero mucho menores que el impacto que hay en el equity value).
MITO 4: Usted resta efectivo al calcular el enterprise value porque es “lo opuesto” de la deuda.
Se resta el efectivo al pasar del equity value al enterprise value porque se trata de un activo no adscrito al negocio principal de la empresa. En otras palabras, la empresa no necesita su saldo de caja para seguir operando y vendiendo productos a los clientes. Por otro lado, sí necesita sus existencias y sus activos fijos para continuar realizando sus actividades, por lo que no debe agregar ni restar esos elementos.
Técnicamente, debe restar solo el exceso de efectivo, pero en la práctica esto se simplifica y se resta el saldo total porque es muy complicado determinar cuál es el exceso de efectivo o la parte de su cuenta de efectivo que no es indispensable para la realización de sus actividades principales.
Finalmente, hay otra razón por la cual el efectivo no es “lo opuesto” a la deuda: muchas formas de deuda no permiten el pago anticipado. Entonces, incluso si una empresa tiene un saldo de efectivo enorme, no necesariamente puede usarlo para pagar la deuda.
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Aclaradas los conceptos de enterprise value y equity value, así como las implicaciones que conllevan y los mitos a los que están asociados, falta desarrollar cómo se calcula el enterprise value de una empresa en concreto, es decir, cómo nos movemos desde un parámetro, el equity value, al otro, el enterprise value.
@mellizonomics & @quietinvestment