“MI PADRE HA CONOCIDO A UN TIPO MUY RARO, UN TAL JOHN C. BOGLE”

by in Cultura Financiera, Finanzas, Principios de Inversión, Sin categoría 04/05/2023

“MI PADRE HA CONOCIDO A UN TAL JOHN C. BOGLE”

Estamos a principios de 1977 y un tal John Smith, a punto de cumplir 20 años y ciudadano y residente en los Estados Unidos, va a poner en práctica una idea disparatada a fin de ahorrar para su jubilación. Una ocurrencia que su padre le ha sugerido tras haber charlado con un tipo un poco raro llamado John C. Bogle. Sólo él y cuatro frikis más lo harán y serán, por tanto, los únicos que de verdad puedan dar fe en la práctica de la vida real de las bondades o no de un programa de ahorro a largo plazo en acciones cuyo objetivo sea el lograr una jubilación desahogada para sus inversores.

QUIET INVESTMENT “MI PADRE HA CONOCIDO A UN TAL JOHN C. BOGLE”

Es increíble lo poco popular que era la indexación hasta hace apenas cuatro telediarios, pero no queremos darnos cuenta de ello porque precisamente ahora sí es popular. Y lo decimos por los Estados Unidos, así que no digamos ya España. Por eso, no será el inversor español adicto al Excel y las calculadoras de interés compuesto quien experimente la indexación en acciones a largo plazo, sino alguien como John Smith, un joven que ha terminado sus estudios y decide comenzar a trabajar. No será el apasionado e ideologizado loco de la independencia financiera español quien tenga esa vivencia. No amigos. Será el joven e ingenuo John Smith. En Estados Unidos y en dólares.

Y lo hará a través del Vanguard 500 Index Fund (VFINX), el fondo índice más veterano abierto al gran público, en concreto desde mediados de 1976, y el único que ofrece resultados reales, de la realidad, de la vida real, no de Fintwitt, respecto al éxito o fracaso de la indexación a largo plazo en acciones para preparar una jubilación. Tenemos 46 años completos, 1977-2022, para comprobar si a Bogle le faltaba un tornillo o no. Para comprobarlo con un poco de realismo, queremos decir.

Así, en 1977 el hogar medio norteamericano ingresaba anualmente unos 13.570$ anuales. Desde luego, si ese hogar era blanco sus ingresos eran mayores. Si, además, lo componían licenciados universitarios los ingresos también eran superiores. Vamos, como ahora. No obstante, supondremos que el hogar del joven John Smith concuerda más o menos con la media. Además, Mr. Smith, aunque no muy imaginativo, es un tipo ahorrador y más o menos disciplinado y constante, aunque poco interesado por los temas financieros.

Empieza ahorrando 100$ al mes, es decir, 1.200$ al año o el 8.84% de los ingresos familiares. Parece poco dinero, pero en enero de 1977 los 1.200 $ que nuestro amigo Smith va a invertir en el Vanguard 500 equivalen a 6.137 $ de 2023. En 1987, actualizará su aportación en números redondos a 2.400$. En ese año sus ingresos medios ascienden a 30.850$. El 7.78% de sus ingresos, al Vanguard. En 1997 ahorrará 3.600$ anuales. En tal ejercicio está ingresando 37.005$, así que invierte el 9.73% de lo que ingresa. En 2007 pasará a invertir más dinero, 4.800$, pero estará ingresando 54.489$. Invierte el 8.81% de sus ingresos familiares. Finalmente, en 2017 pasa a invertir 6.000$, el 9.94% de sus ingresos de 60.336$. El anodino señor Smith se toma las cosas con calma y sólo revisa sus aportaciones cada 10 años, no como el indexado español, que es tan listo que sabe perfectamente cuánta inflación le afecta personalmente a él, por mucho que eso sea imposible de calcular salvo para quien viva sólo coleccionando y guardando sus facturas.

Y el Vanguard hace el resto del trabajo:

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Así, tras 46 años de inversión y tras haber aportado 156.000$, (3.391$ al año o 283$ al mes de media) nuestro amigo reúne 1.884.351$. Podrían haber sido más, pero 2022 fue un año malo de bolsa y lo que tenía acumulado en 2021, casi 2.300.000$ se derrumba un 18% y pico. Como el señor Smith goza de buena salud, aspira a cumplir los 100 años y tiene por delante 35 años de jubilación para la cual estima que en 2023 dispone de 53.838$ brutos anuales o 4.486$ al mes. Así, grosso modo. Un exitazo a pesar del varapalo de 2022.

Por tanto, para un inversor JOVEN, en ESTADOS UNIDOS, en DÓLARES, con acceso desde hace muchos años a UN INSTRUMENTO DE INVERSIÓN INDEXADO DE BAJO COSTE, sí hubiera sido posible preparar su jubilación a largo plazo capitalizando en acciones, las del S&P 500, benchmark de referencia de la bolsa norteamericana, LA MÁS RENTABLE DEL MUNDO. Efectivamente, HUBIERA SIDO POSIBLE. Por qué no.

Así que, al margen del agit-prop liberal financiero, históricamente sí es posible afirmar que la inversión indexada a largo plazo en acciones ha sido capaz de proveer al inversor de fondos suficientes para obtener una pensión digna de jubilación. Cierto. Y esta enseñanza práctica y real es el gran triunfo de Bogle y el asidero fundamental de quienes, como nosotros, estimamos como muy apropiado este sistema a la hora de mejorar nuestros maltrechos sistemas de pensiones estatales.

Dicho lo cual, todo lo anterior debe ser tamizado por ciertas conclusiones de tipo práctico que hay que tener bien presentes a la hora de extraer conclusiones precipitadas de un éxito que ciertamente lo es, pero que no deja de ser un éxito del pasado.

A eso dedicaremos el siguiente post.

@mellizonomics & @quietinvestment

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