LA CONCLUSIÓN FINAL DE WARREN BUFFETT ES QUE TÚ NO ERES WARREN BUFFETT

by in Cultura Financiera, Finanzas, Principios de Inversión 15/10/2020

En resumen, una empresa maravillosa posee un negocio de primera clase y está dirigida por una directiva de primera clase. Obtiene una alta rentabilidad sostenida sobre el capital invertido porque posee una buena condición económica y es resistente a la competencia. La “franquicia” es un caso especial con una actuación económica inusual que le permite, de forma natural, resistir la competencia y generar retornos por encima de la media. Una directiva de primera clase mantendrá y aumentará la rentabilidad sobre el capital invertido en la empresa, ampliando continuamente el foso.

Cuando existen estas condiciones, el valor intrínseco de la empresa se optimiza. La empresa maravillosa arquetípica crece con una reinversión mínima, aumenta el valor intrínseco a buen ritmo y, además, abona a los accionistas la mayoría de las ganancias. Siempre que la empresa siga ganando más de lo que ofrece el mercado y mantenga su ventaja competitiva, los inversores serán recompensados por mantenerla durante un largo período o, citando a Buffett, “cuando poseemos porciones de empresas excelentes con una directiva excelente, nuestro período de permanencia predilecto es siempre.” Esto permite que la inversión sea rentable sin tener que pagar impuestos sobre los beneficios del capital, y es una de las principales razones de que las empresas maravillosas parezcan una oportunidad de inversión atractiva.

Con este salto Buffett dejó atrás a Graham. Si Graham había advertido sobre las cuestiones cualitativas, Buffett las aprovechó. Y no solo eso. También aplicó dos factores que Graham había puesto en cuarentena: la naturaleza de la empresa y la capacidad de la directiva. Graham creía que era imposible distinguir unos retornos sobre el capital inusualmente buenos o una directiva especialmente hábil de las acciones que se benefician de unas condiciones empresariales favorables. “Las fuerzas correctivas –advirtió Graham- suelen ponerse en marcha para restaurar los beneficios cuando desaparecen, o para reducirlos cuando son excesivos respecto al capital.” Buffett tenía en cuenta la advertencia de Graham, pero creía que existían algunas empresas con una alta rentabilidad sobre el capital que eran capaces de resistirse a estas fuerzas correctivas debido a unos factores económicos extraordinarios. Una directiva capaz solo podía prosperar en estas empresas de alta calidad, pero era esencial que el capital se conservara en la empresa y que se mantuviera la ventaja competitiva.

LA CONCLUSIÓN FINAL DE WARREN BUFFETT ES QUE TÚ NO ERES WARREN BUFFETT

He aquí la teoría. Pero en la práctica, el problema para los inversores es que es difícil encontrar empresas que puedan mantener el ritmo de las altas ganancias. Es más, no podemos predecir qué negocios mantendrán las ganancias. Incluso si buscamos altas ganancias pasadas y la razón por la cual se produjeron, el foso, la mayoría de las empresas ven caer las ganancias con el tiempo. Nuestra posibilidad de encontrar un negocio que pueda mantener las ganancias sigue siendo tan buena como lanzar una moneda al aire.

Hay varios motivos para ello:

  1. Solo unas pocas empresas tienen un foso. La mayoría no lo tiene. Por si fuera poco, puede ser difícil diferenciar una empresa con un foso real de una que se encuentra en la cima de su ciclo económico.

 

  1. Un foso no es garantía de grandes beneficios. La marca de Coca-Cola le permite vender su cola más cara. Pero si los gustos cambian a otros refrescos o agua, las ganancias de Coca-Cola caerán.

 

  1. Los fosos no duran para siempre. Los periódicos solían tener un foso. Quien deseaba anunciarse en una ciudad, lo hacía en el periódico local. No había otra forma. Internet ha cambiado esa relación. Ahora, puede anunciarse con Google o Facebook.

 

  1. El precio importa. Aun suponiendo que se acierta con la empresa y su foso es lo suficientemente ancho y duradero nada garantiza que se obtenga una buena rentabilidad si el precio pagado es demasiado elevado.

 

Buffett es un brillante analista de negocios, el mejor vivo y quizás el mejor de todos los que han vivido alguna vez. Su larga memoria, su don para los números y su devoción de por vida al análisis empresarial lo distinguen. Tiene un sexto sentido para encontrar fosos con una rentabilidad implacable. Pero no empezó invirtiendo en empresas maravillosas a precios justos. Buffett se inició como un value investor de tipo contrarían, un buscador de gangas o “colillas”, como su mentor Graham. Ya era rico, tenía $ 34 millones en 1972, unos $ 200 millones en dólares de hoy en día, cuando cambió de empresas justas a maravillosas.

El problema de muchos inversores es simplemente que ellos no son Buffett. Quizá les convenga más los procedimientos de inversión de ese primer Buffett, más en la línea de Graham, porque hacer lo que Buffett y Munger hicieron a partir de la compra de Candies parece sencillo, pero en absoluto es fácil. Sin ese “don”, mezcla de conocimiento, experiencia e intuición, imitar a Buffett puede no ser una buena idea o, al menos, no serla para la mayoría de nosotros.

Obviamente, muchos no están de acuerdo y de ahí que proliferen los “imitadores de Buffett.” Habría que preguntarse si sus resultados se parecen a los de su imaginario mentor.

@mellizonomics

Fuente: “The Acquirer’s Multiple” y Deep Value, Tobias E. Carlisle

* En la sección Tools podéis encontrar la versión en inglés de “The Acquirer’s Multiple”, obra no traducida al español. No obstante, casi todo el contenido de este pequeño libro puede encontrarse redactado de mejor manera en “Deep Value”, que sí está traducido al español y cuya compra y lectura recomendamos. También en Tools se encuentra una versión de “The Acquirer’s Multiple” que contiene exclusivamente los gráficos y cuadros de la obra original.

 

 

 

 

 

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