LA CHUSMA, LOS MALHECHORES Y EL CIUDADANO

by in Opinión y Actualidad 27/08/2018

Recientemente saltaba una vez más a la palestra del “politicastreo” el muy manido asunto de las SICAVs, caballo de batalla de los adalides del igualitarismo y eternos enemigos del ahorro. De nuevo, se pedía su eliminación por entenderse que a través de estos instrumentos de inversión colectiva “los ricos”, eternos judíos malvados para la casta política, esquivaban vilmente sus obligaciones tributarias. Se puede consultar la noticia aquí y, por supuesto, en otras muchas fuentes. Respecto a qué es una SICAV y sus diferencias con los fondos de inversión ancha es Castilla y mucho más Google así que también dejamos aquí un lugar donde informarse al respecto.

Ya al comienzo de ““La Guerra Financiera Asimétrica”” habíamos establecido como enemigos del ahorrador/inversor a la inflación y los impuestos como derivados de la acción política y sus veleidades de gasto. Quizá hubiéramos debido añadir la estupidez y el populismo desmedido de la clase política, aunque algo de eso señalamos también en la conferencia de presentación del libro en la Value School. Lo cierto es que la caza de brujas política, sin diferencia de color, contra las SICAVs pone bien de manifiesto que para el político su mejor amigo no es otro que la turba, el populacho, la chusma. A este ente informe y desinformado que respira a través de consignas que insultarían el raciocinio de un bebé de 11 meses todo se le puede vender y “colocar” usando al chivo expiatorio por excelencia de toda turba que se precie, “los ricos.” Por el contrario, su peor enemigo es y será siempre el ciudadano capitalizado e informado respecto de las bondades del ahorro e inversión pues a éste no se le engaña fácilmente porque prefiere la libertad y la responsabilidad a la eterna promesa de una tutela benigna que le provea de todo lo que necesite y, cómo no, desee.

El único problema que realmente existe con la figura jurídica de las SICAVs no es, desde luego tributario, puesto que fiscalmente los accionistas de las mismas son tratados de la misma manera que los partícipes de un fondo de inversión. El quid de la cuestión se encuentra en el pésimo diseño institucional de la figura y el maltrato constante al individuo por parte del Estado y sus parásitos. La SICAV debiera ser una institución de inversión colectiva pero en muchos casos se ha convertido en una institución de inversión individual usada por individuos o familias adineradas. Esta disfunción es completamente artificial y está causada por la perenne desconfianza de políticos y adláteres varios sobre la capacidad del individuo de gestionar su propio ahorro.

El problema, por tanto, no es la SICAV sino la ausencia de una figura jurídica regulada a través de la cual un inversor pueda canalizar su ahorro de manera individual y aplazar el pago de impuestos. El comprador individual de acciones se ve desigualmente tratado frente al partícipe de un fondo de inversión o el accionista de una SICAV debido a esta clamorosa ausencia. No obstante, ningún partido político tiene la más mínima intención de solventar este desaguisado sino es para igualar por abajo, esto es, penalizando a FI y SICAVs de la misma manera que se penaliza al desdichado adquirente de acciones.
De ahí que ahora clamemos desde QI en el desierto pidiendo que los inversores individuales sean tratados de la misma manera que los colectivos o los “falsamente colectivos.” Pero eso significaría para los políticos un ejercicio de reflexión demasiado arduo que pondría a prueba su capacidad de resistencia psicológica y, desde luego, no “vendería” tanto como el disfraz de Robin Hood. El héroe inglés, sin embargo, no robaba a los ricos para dárselo a los pobres sino al recaudador de impuestos pero parece que el relato se ha desvirtuado con el tiempo para solaz de la chusma que clama en la plaza del pueblo que se corten las cabezas adineradas pues al populacho le produce mayor regocijo cortarle la lengua al que habla cuatro idiomas que aprender uno nuevo.

A usted, lector que presumimos ciudadano con mayúsculas, tan sólo le podemos recomendar mantenerse alejado de todos estos malhechores y de sus turbas descerebradas.

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One Comment
  1. Buenos apuntes, gracias.

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