El vendedor de herramientas
El vendedor de herramientas
¿Se imagina a un electricista o a un fontanero vendiendo herramienta tras herramienta de su bolsa de trabajo en lugar de usarlas para ganar dinero? Seguro que no. Entonces, ¿por qué usted hace lo mismo con su capital?
Su ahorro es una herramienta cuyo fin es generar riqueza para usted. Sin embargo, el ciudadano medio, independientemente de su nivel de ingresos, prefiere amontonar “papel moneda” en ruinosos depósitos bancarios para después “quemarlo” en el altar del gasto. Trabaja incansablemente para el dinero sin que, por el contrario, éste haga gran cosa por él. Mientras tanto los banqueros se lo pasan pipa.
Esta enfermiza obsesión conduce al ciudadano a descapitalizarse constantemente. Así, Pepito: “ahorro dinero fruto de mis ingresos por el trabajo para adquirir, por ejemplo, un vehículo. Una vez reunido el dinero que he acumulado en depósitos y cuentas bancarias durante varios años sin ganar mucho más del 2% lo retiro del banco, me dirijo al concesionario y adquiero el vehículo que previamente he elegido después de muchas horas de investigación e intercambio de opiniones con los colegas. Ahora tengo un automóvil nuevo y soy la caña. Por otro lado, mi ahorro vuelve a ser igual a cero. Vuelta a empezar.”
Este hábito se denomina “trabajar para el dinero” y es como una enfermedad infecciosa que afecta a la clase media impidiéndole progresar. De la misma manera que un fontanero no puede reparar una avería sin su caja de herramientas, usted no puede crear un patrimonio que incremente su independencia financiera si dedica su ahorro al gasto y no a generar una rentabilidad que haga posible ese gasto.
¿Qué tengo que hacer para que el dinero trabaje para mí?
Empiece por no gastarlo. Eso suena horrible, lo sabemos. Va en contra de sus instintos más básicos como depredador consumista occidental. A todos nos gusta gastar y, sobre todo, que los demás lo vean. Si no, ¿dónde está la gracia? Pues mala suerte amigo: el ahorro significa irremediablemente sacrificio. Dicho de otra manera: en aras de un bienestar mayor futuro, renunciamos a cierta cantidad de bienestar presente. Así es como la sociedad ha progresado a lo largo de la historia: ahorrando los excedentes de su trabajo hoy para obtener mañana un mayor bienestar después de un proceso de inversión.
Así que supongamos que tiene usted un trabajo que le ha permitido acumular, por ejemplo, 10.000€. Es usted un ciudadano afortunado lo sabemos. Primero porque tiene empleo y segundo porque ha reunido esa asombrosa cifra. Un hecho un tanto paranormal en la grisácea vida financiera de muchos países como por ejemplo España. Sólo en los programas de TV dedicados a fenómenos paranormales se pueden ver sucesos más extraños.
Una vez que sabe que no puede malvender sus herramientas se enfrenta usted a esta espinosa cuestión: ¿y ahora qué hago? Ni soy fontanero, ni electricista, ni siquiera sé qué “trabajo” tengo que realizar. Mucho antes de examinar las alternativas disponibles para emprender su actividad inversora es conveniente que conozca por adelantado cuándo y cuánto puedo gastar una vez que haya empezado a trabajar con mi capital.
Ascensor primera planta: mantenimiento de su caja de herramientas
Su utensilio de trabajo, su ahorro, debe estar engrasado. ¿Qué demonios significa esto? Vamos a aclarárselo rápidamente: en su trayectoria financiera tiene usted un acompañante no deseado, el típico plasta que se autoinvita a las fiestas y no para de hacer chistes malos dándole la murga al personal. Esta indeseable compañía tiene nombre propio: inflación y por un montón de razones que ahora no vienen a cuento hágase a la idea de que no hay manera de echarlo de su fiesta.
Por ejemplo el caso español. Desde el 1 de enero de 1999, fecha en la que se establece el cambio oficial euro/peseta hasta el 31 de diciembre de 2015 usted ha soportado una tasa anual media de inflación del 2.34%. O dicho de otra manera, en 2015 10.000€ de 1999 tienen un poder de compra de 6.672€. En 16 años el euro ha perdido en España un tercio de su valor. Incluso en un período que se estima deflacionario, el comprendido entre 2007-2015, la tasa media anual de la inflación fue del 1.56%. Así, 10.000€ a principios de 2007 poseen un valor de compra al terminar el 2015 de 8.674€.
Por tanto, al invertir su dinero tiene que obtener una rentabilidad mínima del 2%-3% o de lo contrario estará perdiendo poder adquisitivo. El camino hacia la pobreza está hecho con adoquines de inflación. De hecho, ninguna alternativa de ahorro e inversión que no le proporcione por lo menos un 2%-3% debería estar en su agenda.
Si al final del año usted ha obtenido una rentabilidad de 200€-300€ usando su capital de 10.000€ sentimos aguarle la fiesta: o reinvierte las anteriores cifras o usted pierde poder adquisitivo. ¡Siguiente planta!
Ascensor segunda planta: mejora de su caja de herramientas
¿Y qué pasa si ahora obtengo una rentabilidad de entre el 4%-6%? Sería el doble de la inflación. Quizá ahora podría gastar unos eurillos. Técnicamente sí. Pongamos que a final de año obtiene entre 400€-600€. Podría gastar la mitad de esas cantidades ¿no? Pues no, no se lo recomendamos. Somos unos aguafiestas y lo sabe.
Si usted hace eso es cierto que habrá conservado su poder adquisitivo, puesto que reinvertirá entre 200€-300€. Pero eso será todo. No habrá conseguido usted mejorar. Seguirá con la misma caja de herramientas, engrasadas eso sí. Pero estancado. No crecerá. Su patrimonio inicial siempre será el mismo y así no hay manera de progresar.
Lo sentimos mucho: en la segunda planta del edificio del ahorro e inversión tampoco se puede gastar. Si lo hace, jamás mejorará. Hágase a la idea de que una vez engrasada su maquinaria le conviene ahora incrementarla. De esta forma irá generando cantidades crecientes de riqueza que a su vez producirán más riqueza. Capitalización e interés compuesto se llama el truco. Nuestra sugerencia es que reinvierta al menos 400€. Pero consideramos mejor la reinversión de los 600€. Un 6% compuesto anual significa que usted dobla su capital cada 12 años, lo cual es razonable y genera un incremento patrimonial ya perceptible. ¿Tercer piso?
Ascensor tercera planta: disfrutando de su dinero
Ni 2%-3% ni 4%-6%. ¿Entonces qué? Veamos un 10%, es decir, 1.000€ de beneficios obtenidos a final de año mediante el ahorro e inversión de sus 10.000€. Ahora cambian las cosas. De esos 1.000€ podría gastar 200€ y reinvertir 800€. Si el año que viene obtengo otro 10% sobre mis 10.800€ tendré 1.080€, de los cuales volveré a reinvertir 864€ y podré gastar ¡216€!
Bienvenido al paraíso de la capitalización y el interés compuesto: ahorro e invierto para obtener una tasa de rentabilidad, esto es, un beneficio, que me permita derrotar a la inflación y además seguir creciendo, pudiendo dedicar al gasto los excedentes de este proceso y disfrutar así finalmente de mi dinero.
El gasto no es una obligación, por supuesto, pero mentalícese de que si quiere progresar tiene que respetar ese porcentaje de rentabilidad que es necesario reinvertir y que, como mínimo, aconsejamos que sea del 6%-8%. Gaste a partir de ahí si quiere. Pero no más… O volverá dando tumbos a la planta baja.
Conclusión
¿Sabe por qué tantos famosos, deportistas y artistas (son todo un clásico en este aspecto) pero también empresarios de éxito acaban viendo como su patrimonio decrece y se deteriora? Porque su trabajo e ideas les proporcionan unos ingresos que dedican a un gasto excesivo y a una mala asignación de capital. No es casualidad que la clasificación de los 500 millonarios de la lista Forbes no pare de dar tumbos. Uno se enriquece porque tiene una gran idea que funciona. Pero sólo se mantiene rico si asigna eficientemente los beneficios de esa idea por debajo de su umbral de gasto e inflación.
La clase media no es ajena a este proceso. La mayoría de nosotros no somos ni ricos ni famosos ni empresarios de éxito. Es muy complicado tener una gran idea que te haga rico. Pocos la tienen y no es raro también que grandes ideas se frustren por una mala puesta en práctica de las mismas. Así pues, tenemos empleos que nos proporcionan unos ingresos mediante los cuales cubrimos nuestras necesidades. O realizamos una asignación eficiente de capital, es decir, o ahorramos e invertimos una parte de nuestros ingresos en activos que nos proporcionen al menos un 8% de rentabilidad compuesta anual o estamos condenados a no mejorar financieramente, que no profesionalmente mediante el incremento de nuestros salarios. Sin embargo, en este último caso seguimos trabajando para el dinero sin que éste trabaje para nosotros.
Nuestro consejo es que intente construir con su ahorro este edificio de tres plantas independientemente del capital que posea y de la cantidad que pueda ahorrar. Por pequeñas que ambas sean nuestro consejo es el mismo: ¡no trabaje para el dinero, que el dinero trabaje para usted!
Hola,
Me parece muy interesante el artículo. Sin embargo, a raíz de su lectura se me ocurren algunas cosas. Tú te creas un patrimonio invirtiendo en acciones, fondos, ETFs… para poder vivir de él en un futuro (cuando te proporcione suficientes ingresos, o cuando ya no tengas ingresos por el trabajo). Si las acciones/fondos/ETFs no pagan dividendos, o son fondos/ETFs de acumulación y no de distribución, cuando llegue el momento de utilizarlos para vivir será necesario venderlos: estarás vendiendo tu “caja de herramientas”. Se supone que si has hecho bien los cálculos y has conseguido acumular suficiente patrimonio, no deberías “quedarte sin herramientas” antes de tu muerte, pero eso es difícil de calcular.
Entonces, ¿deberíamos invertir sólo en aquellas acciones/fondos/ETFs que paguen dividendos? Parece que ha de ser así si queremos mantener nuestra “caja de herramientas”. Pero entonces cada vez que cobras dividendos, los impuestos se llevan una parte importante de los mismos, por lo que esa rentabilidad del 8% se me antoja corta para el objetivo que nos marcamos.
En fin, son sólo unas reflexiones que se me ocurren sobre el tema.
Un saludo.
Hola Amador. A nosotros nos gustan más los fondos de acumulación, donde los dividendos se reinvierten. Hacienda huele el papel moneda de la misma manera que los tiburones huelen la sangre. El ejemplo del post es ilustrativo de cómo operar en cuanto a la cantidad a desinvertir para gasto. En un fondo índice, además, conviven todos los tipos de empresas del mercado, las que reparten dividendos y las que no, las de valor y las de crecimiento, las buenas y las malas… Independientemente de las posibilidades y capacidades de cada uno a la hora de ahorrar y capitalizar lo que nos parece realmente necesario es que todo el mundo tenga esa caja de herramientas por pequeña que sea. Algo siempre es mejor que nada. El objetivo del 8% es bastante realista y mejorable mediante una indexación progresiva siempre y cuando la perspectiva temporal del inversor sea realista. Un saludo.
Distribución de la rentabilidad de las acciones en bolsa
Posted on 30 abril, 2014
Es muy común que cuando los analistas o los medios de comunicación hablan sobre la rentabilidad de la bolsa durante un período de tiempo, lo hagan únicamente de la rentabilidad que han tenido los principales índices bursátiles, como el S&P500 en los Estados Unidos, el EuroStoxx50 en Europa o el Ibex35 en España. No obstante, los índices están compuestos por un gran número de compañías que pueden tener un comportamiento muy diferente, que es lo que veremos en este artículo.
En este artículo expondré los resultados del estudio “The Capitalism Distribution” llevado a cabo por la gestora Longboard Asset Management en el que analizan la distribución de la rentabilidad de las acciones de la bolsa estadounidense entre 1.983 y 2.006, y expondré brevemente las conclusiones que podemos sacar en limpio de este interesante estudio.
Distribución de la rentabilidad de las acciones a largo plazo
Las estadísticas pueden ser a veces muy engañosas. Por ejemplo, si el salario medio de un grupo de 5 amigos es de 20.000 euros, esto no quiere decir que sea lo que gane cada uno de ellos. De hecho, uno de ellos puede ganar 100.000 euros y el resto no ganar nada. Lo mismo ocurre cuando observamos los datos de la rentabilidad media de la bolsa. En este estudio llevado a cabo por la empresa Longboard Asset Management se analizó la rentabilidad de las acciones de empresas estadounidenses entre 1.984 y 2.006. En mi opinión, los resultados son muy interesantes y esclarecedores.
En el siguiente gráfico podemos ver la distribución de la rentabilidad total de las acciones de la bolsa estadounidense entre 1.983 y 2.006:
El estudio tuvo los siguientes resultados:
El 18,5% de las acciones bajó más del 75%
El 39% de las acciones tuvo rentabilidad total negativa
El 64% de las acciones tuvo una rentabilidad inferior al índice Russell 3.000
El 20% de las acciones tuvo una rentabilidad superior al 300%
El 14% de las acciones tuvo una rentabilidad anualizada media superior al 20%
El 6,1% de las acciones superó al índice Russell 3.000 por más del 500%
¿Qué conclusión podemos sacar de este estudio?
El estudio deja claro que existe una gran diferencia en rentabilidad entre las empresas que cotizan en bolsa. Los mercados financieros de estas características son un lugar propicio para los seguidores del value investing, ya que la selección de acciones cobra una especial relevancia.
¿Qué debemos hacer los inversores? Los inversores debemos centrarnos en aprender a separar el grano de la paja la hora de invertir. Ya sé que no es una tarea nada sencilla, pero tampoco es imposible.
¿Cómo podemos hacerlo? Siguiendo los pasos de los inversores que lo han logrado, como Benjamin Graham, Warren Buffett, Peter Lynch, Phillip Fisher, David Einhorn y compañía. En otras palabras, siguiendo las enseñanzas del value investing.
http://www.academiadeinversion.com/distribucion-de-la-rentabilidad-de-las-acciones-en-bolsa/
Brillante exposición. Ni Kiyosaki lo explicó tan claro y con aplicación práctica…Esta claro qeu tienes el don de transmitir las ideas de un modo claro y efectivo.
un saludo
Hola. Muchas gracias. Kiyosaki ha tenido la virtud de saber acercar al gran público algunos conceptos fundamentales acerca de la creación de patrimonio aunque en algunas cosas diferimos de él. Un saludo.
Muy buena explicación. La pena, el handicap la insinuas en una de las respuestas: Hacienda. ¿Por qué en España no tenemos ningún vehiculo para invertir, los fondos muy bien para el que los quiera, por nuestra cuenta, tipo sicav para adaptada a los importes que podemos manejar la clase media y trabajadora? Un tipo de Plan de Pensiones real y no la tomadura de pelo de los actuales. Saludos
Hola y gracias. Hacienda es un grandísimo problema. De ahí que, por el momento, el uso de fondos de inversión tenga evidentes ventajas fiscales. El aplazamiento del pago de impuestos significa siempre más rentabilidad y el pagar de una vez en lugar de anualmente también. El inversor sólo debería desinvertir aquel dinero que vaya a necesitar a corto y medio plazo. Es la mejor manera de evitarse tropezones con Hacienda. Un saludo.