EL SECRETO PARA HACERTE MILLONARIO EN BOLSA
EL SECRETO PARA HACERTE MILLONARIO EN BOLSA
Aunque desde el punto de vista del inversor indexado y del inversor fundamental, especialmente el value investor, no guste reconocerlo, lo cierto es que para hacerse millonario en bolsa es necesario:
- No perder dinero
- Tener dinero
Es decir, ser capaz de evitar los años o períodos bajistas bien porque uno se pone en liquidez o bien porque operando con fondos de inversión los traspasa desde aquellos invertidos en acciones a otros de tipo renta fija donde congela su capital hasta que escampe en los mercados, y, en segundo lugar, poseer cierto capital o bien tomarlo prestado.
Pongamos por ejemplo a un inversor con un capital inicial no pequeño, de 100.000 €, que hubiera podido invertir (caso harto improbable en España) en el Vanguard U.S. 500 Stock Index Fund Investor EUR Accumulation desde sus inicios en 1999:
Como podemos ver en el cuadro, tras 23 años, le habría ido regular tirando a bien (un 7.35% compuesto anual en términos nominales), aunque no demasiado al principio de su periplo como inversor, pues entre 1999-2010 no habría consolidado ganancia alguna. Desde el punto de vista de que no ha pegado palo, el resultado puede considerarse, eso sí, sobresaliente.
No obstante, al mismo inversor, capaz de evitar los años bajistas, le hubiera ido de la siguiente manera:
Es decir, se habría hecho millonario a base de un interés compuesto anual del 12.20%. No en un plazo de tiempo corto, sino largo, pero millonario, al fin y al cabo. Quizá podría haber solicitado una hipoteca o una segunda hipoteca sobre algún bien inmueble de su propiedad por un montante superior, pongamos 200.000€, y haber acortado los plazos:
Es ahora cuando el lector, harto de lo que está leyendo, clama exasperado “¡pues menuda perogrullada!” Y no le falta razón. ¡Qué obviedad más insultante sostener que los beneficios se multiplican si:
- a) evitamos los años bajistas
- b) como sabemos evitar los años bajistas, pedimos dinero prestado para invertir!
Evidentemente. Pero es que es así. El buy&hold en términos de indexación lo hacemos porque no sabemos o no podemos hacer timing. Esa es la verdad. Y como no podemos o no sabemos hacer timing, entonces no podemos asumir el riesgo de pedir dinero prestado. Pero que esto sea así para la mayoría de nosotros no tiene por qué significar que lo sea para algunos inversores. Que no sepamos hacer algo no implica que otros no sean capaces de hacerlo con éxito.
Como existe en el ámbito de la inversión la perniciosa tendencia a considerar lo que uno hace como lo mejor y lo que otros hacen como lo peor, nos negamos a admitir incluso las más grandes perogrulladas. La mayoría de inversores no tienen ni tiempo ni ganas para operar de manera activa en los mercados y por ello recurrimos a la inversión institucional. Lo cual es una gran ventaja en dos factores fundamentales que solemos infravalorar y que por alguna extraña razón pasan desapercibidos: tiempo y esfuerzo. Pero ese tiempo y esfuerzo que nos ahorramos no es gratuito, sino que tiene un precio evidente: unas expectativas de rentabilidad que pueden ser buenas en el caso de la indexación o muy buenas o excelentes si acertamos con un buen fondo de gestión activa, pero que en la mayoría de los casos no te van a convertir en menos de 20 años en millonario salvo que inviertas mucho dinero y sin que eso signifique que con cantidades menores no se obtengan resultados relevantes.
Sin embargo, para marcar la diferencia a nivel individual o bien hay que dar con una inversión individual muy exitosa, una acción concreta u otro activo, o bien hay que hacer el a) y b) arriba mencionado. Como la mayoría de nosotros no sabemos hacer el a) y ello impide que pasemos al b) tenemos tendencia a degradar tan sólo la mera posibilidad de que otros lo hagan porque van a recurrir a herramientas ajenas a los dogmas de la gestión pasiva (buy&hold y DCA durante mucho tiempo) y de la selección de acciones a nivel fundamental (comprar barato un buen negocio con un gran moat y conservarlo durante mucho tiempo).
Esas herramientas, ajenas a los catecismos indexados y fundamentales, partirán desde dos fuentes, que bien pueden ir juntas y complementándose, o bien por separado según el operador en concreto: la primera será el análisis macroeconómico y la segunda el análisis técnico. Incluso es probable que tan sólo con la segunda herramienta, la técnica, y en base a momentum y tendencia el inversor audaz tenga más que suficiente.
Como en Quiet Investment no somos fundamentalistas religiosos de tipo financiero no tenemos ningún reparo en admitir que otros inversores, macro o técnicos o ambas cosas, no puedan operar y lograr objetivos mucho más ambiciosos que los ofrecidos al inversor pasivo o al activo institucional. ¿Por qué no? Lo que no podemos ofrecer son conocimientos macro o técnicos de los cuales carecemos. Quizá algún despistado con tiempo libre pueda dejar alguna sugerencia en los comentarios, cosa que dudamos que suceda.
Está claro, ¿no? Exacto, a) y b). No es fácil. Puede que no sea sencillo. Pero habrá alguien que lo sepa hacer y eso es lo que importa.
@mellizonomics & @quietinvestment