PARAMÉS ESTÁ HERIDO, PERO NO MUERTO… O DEL RIESGO-GESTOR AL RIESGO-PARTÍCIPE (2ª PARTE)
¿Y qué ha pasado con el desconcertado inversor partícipe que vió partir a Francisco García Paramés de Bestinver, como Marco a su buena mamá, a finales de 2014? ¿Qué ha sido de él y, sobre todo, de su patrimonio? ¿Ha emprendido la búsqueda de su Mesías y Salvador más allá de los Apeninos hasta los Andes? ¿Ha sido “fiel” o “infiel”? ¿O “equidistante”? Vamos a ver varias hipótesis de comportamiento probable del inversor ante la fuga de Logan de su gurú financiero favorito para hacernos una idea razonable de cómo el inversor partícipe puede (y quizá debe) comportarse ante eventos como el riesgo-gestor porque dependiendo del grado de fanatismo de cada modelo el resultado será bastante diferente.
El primer tipo de inversor será el “infiel”, quien desaprueba tanto el fondo como la forma de la precipitada marcha del que antes era su ídolo. “Nunca máis.” Este partícipe cambia su lealtad “personal” hacia otra de tipo institucional. Abandona a FGP y abraza a Bestinver. Nada tiene que objetar a que un “intruso” ocupe el trono del anterior monarca. El nuevo rey, Don Beltrán de la Lastra, será entonces “el Bueno” mientras que para otros tan sólo “el Usurpador.” Al partícipe airado, con el corazón partido y el libro del rencor abierto, le irá no obstante bastante bien.
Si se trata del inversor que en 1993 aportó el equivalente a 10.000€ estos serán sus resultados en comparación con los del SP500 TR:

Sus 10.000€ valen en 2018, a pesar de cerrar en rojo, 299.430€, acumulando una rentabilidad del 2384%, un 13.97% compuesto anual, frente a los 96.534 del SP500 TR que acumulan un 630% o 9.11% compuesto anual. Los nuevos gestores de Bestinver baten al SP500 en 2015 y seguramente en 2016 pues recuerde el lector que la rentabilidad del SP500 TR no descuenta gastos de intermediación y retenciones tributarias a los dividendos mientras que la performance del Bestinfond sí lo hace.
Si se trata del inversor que aporta cada año el equivalente a 100€ al mes, 1.200€ anuales, sus resultados también serán los mejores:

Con una aportación de 31.200€ acumula 206.183€, una rentabilidad total del 561%, frente a los 107.376€ del SP500 TR que suma un 244%.
Si nos referimos al inversor que aporta más después de que el fondo caiga o lo haga el índice, según el caso, su performance sigue siendo la mejor de la comparación que, posteriormente, ocupará este post:

Los leales a Don Beltrán acumulan 227.636€ después de haber invertido 37.200€, una rentabilidad total del 512%, mientras que los “republicanos” del SP500 TR tienen 136.357€ tras aportar 39.600€, un 150%.
Este partícipe no concibe la inversión de manera personalista sino institucional. Apela a “la casa de los Acciona” y no al capitán de sus huestes. La estrategia y la táctica son las mismas, pero quienes deben ejecutarlas pueden variar. Un general pasa a la “reserva” pero otro le sustituye continuando con la “escuela” creada antes, aunque añadiendo en la ejecución sus propios criterios. El partícipe infiel, sintiéndose traicionado por el anterior caudillo, ahora saborea su venganza al calor del abrigo del nuevo Zar.
A continuación, viene el partícipe “fiel” pero prudente. Desaprueba las formas de FGP, pero quizá no el fondo. No le gustan los cambios, pero está dispuesto a esperar pacientemente a que el monarca destronado o auto-destronado rehaga sus huestes para, después, romper el vasallaje que le une con Don Beltrán y pasarse con sus pertrechos patrimoniales a las mesnadas de don Francisco. A él, sin embargo, su fidelidad prudente no le proporcionará mejores resultados que al partícipe “felón”:

Tras aguantar dos largos años, 2015-2016, con un Señor a quien ni quiere ni desea finalmente se “traspasa” en medio de la noche al territorio dominado por “el Legítimo”, Don Francisco, una vez que éste ilumina su campamento, Cobas Selección, con fogatas. En tal caso, tras traspasar sus pertrechos al nuevo feudo, si se trata del inversor que aportó 10.000€ en 1993, ahora acumula 240.435€, un 2304% de rentabilidad total acumulada o un 13.01% compuesto anual aún tras la terrible derrota del 2018. Los “felones” parecen haber acertado. No está tan lejos, sin embargo, de su mejor momento. De 2016 a 2018 se ha dejado un 22% de su patrimonio por el camino. Necesita casi un 30% más para recuperarlo. No es fácil pero tampoco parece descabellado. Cosas más difíciles ha hecho el César del value investing español.
Lo mismo puede decirse del inversor que aporta 1.200€ cada año:

Tras poner sobre la mesa 31.200€ tiene ahora 165.570€, una rentabilidad total del 431%, menor que la de los “beltranejos”, que sumaban un 561%. Por el camino de 2017-2018 se queda un 21.5% y tendrá que escalar al menos un 27% para recuperarse. Puede hacerse.
A su vez, el inversor que aportó más tras las caídas sigue en desventaja frente a los del bando del “Usurpador”:

Ambos han invertido 37.200€ pero los “franciscanos” tienen 182.796€ o una rentabilidad total acumulada del 391% mientras que los “beltranejos” sumaban 227.636€ o un 512%. En el binomio ominoso, 2017-2018, se perderá un 21.6%. Otra vez hay que resurgir más de un 27% para retornar al punto de partida. “Cosas veredes amigo Sancho.”
Este segundo partícipe sí considera la inversión como un asunto personalista, ligado al buen hacer de una persona o personas en concreto. Pero al mismo tiempo es poco amigo de tomar decisiones drásticas. Prefiere esperar y volver con “los suyos” cuando estos icen sus estandartes. Ante todo, opta por la prudencia. Sabe lo que quiere porque milita en el “legitimismo” pero concibe la inversión de manera pragmática y es hostil a las decisiones viscerales. Leal sí pero primero qué hay de lo mío. Aguarda a disgusto, pero aguarda.
El tercer inversor en discordia es el más fiel entre los fieles: es el “inversor groupie.” “Qué buen vasallo si hubiera buen señor” se dice a sí mismo mientras se mesa barba y cabellos. Si Don Francisco se va los míos y yo nos iremos con él. Jamás juraré lealtad a Don Beltrán. Si dos años hemos de vagar por tierra de nadie que así sea. Pero juntos vagaremos. No se puede jurar dos veces y yo ya he jurado una.
A él, no obstante, le irá peor que a nadie. Primero, retirará precipitadamente sus mesnadas del territorio, ahora hostil, controlado por los Señores de Acciona. Guardará celosamente sus 248.406€ aunque primero deberá soportar una despiadada incursión protagonizada por los vikingos. Los vikingos de Hacienda. Ha invertido 10.000€ y tiene unos beneficios de 238.406€. Tras sangriento pillaje los saqueadores se llevarán consigo un botín de 66.350€, quedando reducidos los haberes del fiel partícipe a 182.056€. Con estas fuerzas diezmadas cabalga de nuevo en 2017 el acólito al lado del Señor de los Valueillos. Y le irá de la siguiente manera:

Noche Triste para el fiel partícipe. De atesorar 248.406€ ha pasado a 141.290€. En cuatro años se viene abajo un 43%. Casi un 76% necesita ahora recuperar para volver a como eran las cosas al terminar 2014. Fiel, sí, pero esquilmado. Aún así todavía acumula una rentabilidad total del 1313% y compuesta anual del 10.72%. Quien tuvo retuvo y a pesar de tan severos castigos todavía Don Francisco cabalga por delante del SP500 TR. Pero el daño es grave y en sus adentros el “groupie” maldice su impetuosidad mientras sonríe hacia afuera y traga bilis ante los comentarios sarcásticos de quienes dan por muerto a Don Francisco.
Si el inversor groupie es el que aportaba 1.200€ anuales sus resultados, tras el ataque vikingo de Hacienda, son los que siguen:

Ha invertido 31.200€ y ahora tiene 104.317€, acumulando un 234%, menos que la performance del SP500 TR que suma 107.376€ y una rentabilidad total del 244%. No obstante, es seguro que aún a pesar de los tropiezos sus huestes cabalgan por delante del SP500 TR pues, recordemos, su rentabilidad no descuenta gastos de intermediación ni retenciones tributarias al dividendo mientras que el Bestinfond y el Cobas Selección sí lo hacen. De 2014 a 2018 se deja casi un 38%. Necesita remar un 60% corriente arriba para volver al lugar de donde partió. Difícil parece.
Por su parte, el inversor groupie que invertía más dinero tras las bajadas del Bestinfond tampoco se va a lucir:

Tras aportar 37.200€ le quedan 115.657€. Suma un 211% frente al 150% del SP500 TR, pero desde 2014 mengua más de un 37% y ahora precisa también casi un 60% para recuperar el terreno perdido. Complicada aventura le aguarda y lo sabe.
El tercer inversor en sus tres modalidades es el más fanático. Si “el Jefe” se va él también. De los tres tipos aquí descritos es asimismo el más personalista y liga su destino al del “Rey en el exilio.” Particularmente malos son los resultados del inversor ab initio con 10.000€ que prefiere liquidar sus posiciones y exponerse al pillaje del fisco antes que permanecer prudentemente en su fondo original, Bestinfond, esperando el regreso del “ausente.” Aún retornando don Francisco por sus fueros le esperan tiempos oscuros. Ha dilapidado su vida en un amor imposible.
Frente al fanático, el segundo tipo de inversor, el “prudente fiel”, ha recibido en sus tres modalidades un importante castigo, pero la magnitud de lo que tiene que recuperar no es de la envergadura del groopie. Puede ser perfectamente asumible si su Cid todavía conserva su proverbial habilidad con la espada pues menos de la mitad del esfuerzo que al anterior más fiel de entre los fieles se le requiere.
Se podría objetar que al haber comenzado tan mal FGP con Cobas AM los resultados están sesgados y bien pudiera haber sido perfectamente al revés, habiendo el groupie obtenido mejores marcas que el prudente y el “equidistante.” Cierta es esta observación. A ella se le puede contraargumentar que en materia financiera y ante cambios relevantes de envergadura, como la puesta en marcha de una nueva gestora, el inversor le conviene inclinarse por la prudencia. Pero es que, además, no ha sido así sino más bien lo contrario.
También se puede señalar que en los ejemplos propuestos no se contempla el del inversor que permanece en Bestinfond y se lleva paulatinamente su dinero al Cobas Selección. En los ejemplos aquí propuestos, los tres necesariamente estereotipados a efectos didácticos, los inversores se van con todo lo que tienen al Cobas Selección una vez este comienza a funcionar, contando a partir del año 2017. Sin embargo, en este caso la casuística es infinita y no hay manera de valorarla. Tampoco añade nada a las enseñanzas que se pueden extraer de esta lectura de tintes medievales.
Todas estas críticas son, no obstante, correctas y de hecho nosotros nos inclinamos por la solución del trasvase paulatino y progresivo de los fondos y no del total pues aún considerando que la gestión independiente tiene un marcado carácter personalista lo cierto es que mejor ser prudente y hacer las cosas poco a poco que tensar la cuerda de un proceso de transición. Quizá si se hubiera mantenido el triunvirato del que hablamos en la primera parte de este post tendríamos otra opinión. No siendo así, parece que la refundación de FGP se configura ex novo y, en consecuencia, no encontramos mejor consejera que la madre Prudencia para este tipo de situaciones.
Opiniones hay para todos los gustos. Deje aquí la suya si le place.
¡Pardiez!
Excelente post 1ª y 2ª. En mi modesta opinión la gestión de las gestoras Cobas y Azvalor a cambiado saltándose algunas reglas autoimpuestas, por ejemplo invertir en materias primas, invertir en empresas no familiares o con un núcleo principal familiar, invertir en empresas en cualquier parte del mundo “fuera de su circulo de competencias”. Que no se me mal interprete, creo que a largo plazo conseguirán excelentes rentabilidades pero también creo que en general con las altas cotizaciones de los mercados han tenido que bajar mucho al “fango”. ¿No pensáis que quizás la gestora Magallanes representa una inversión en valor tradicional y prudente como se hacía antiguamente en Bestinver? Muchas gracias por vuestro rigor y excelente trabajo.
Hola,
Coincidimos con usted y en esencia creemos que la falta de oportunidades obliga, tal como señala su comentario, a “bajar al fango.” También creemos que en ambas gestoras, Cobas y Azvalor, existen buenos incentivos de trabajo y un historial difícil de rebatir que, evidentemente, tendrá que confirmarse de nuevo a largo plazo. Lo cierto, y esto es un problema irresoluble de toda gestión activa, es que resulta de todo punto imposible emitir cualquier juicio de valor referente a la rentabilidad si no contamos al menos con un plazo de cinco años. Lo mismo se le aplica a Magallanes y a los demás aunque en el caso de Paramés y Álvaro Guzmán de Lázaro y Bernard opinamos que se han tragado más sapos que otros gestores debido a su dilatada trayectoria. Esos galones cuentan y esperemos que por el bien de todos los partícipes de sus fondos sigan contando.
Saludos y gracias