COSAS QUE EL PENSIONISTA INDEXADO NO DEBE OLVIDAR NUNCA

by in Cultura Financiera, Finanzas, Opinión y Actualidad 31/07/2022

COSAS QUE EL PENSIONISTA INDEXADO NO DEBE OLVIDAR NUNCA

Supongamos que un inversor español hubiera decidido ahorrar un poco más para su jubilación a través de un fondo de inversión índice. Para este ejemplo, usará el ING Direct Fondo Naranja Standard & Poor´S 500 FI, un vehículo caro pero que lleva funcionando como fondo índice 16 años completos (2006-2021) y que, por tanto, siempre es lo que mejor nos viene al pelo porque simplemente el ejemplo hubiera podido ser real. Se trata de un inversor ya entrado en años cuando decidió indexarse a su amigo naranja en 2006. Tenía 49 años en aquellos dorados tiempos. Se ha jubilado recientemente, en 2022 o a finales de 2021 con 65 años. Su esperanza de vida, una vez alcanzados los mágicos 65 años, se estima para España en aproximadamente 20 años más. Nuestro buen hombre ha invertido durante los últimos 16 años 1.200€ al comienzo de cada ejercicio. Ahora, traspasa su fondo a otro de renta fija o lo convierte en efectivo y decide hacer algunas cuentas.

El siguiente cuadro resume su periplo:

COSAS QUE EL PENSIONISTA INDEXADO NO DEBE OLVIDAR NUNCA

En 16 años habrá aportado 19.200 € y terminará acumulando 66.127 €, es decir, una rentabilidad total del 244%. Puede decirse que a 20 años vista dispone de 3.306 € anuales más, 275 € más al mes (menos el porcentaje de impuesto sobre plusvalías que se lleva Hacienda). Nuestro amigo cobra la pensión media de jubilación en España, que asciende a 1.255 € brutos. (Esta media varía con el sexo, mayor para los hombres, y con la Comunidad autónoma). Con sus 275€, cortesía del S&P 500, este pensionista novato suma unos ingresos brutos de 1.530€. Su pensión privada supone un refuerzo del 22% sobre su pensión pública. Los resultados, habida cuenta de la cantidad aportada y el tiempo transcurrido, son buenos. Habrá de hacer frente, eso sí, a los impuestos y la inflación. Pero, evidentemente, está mejor de lo que esperaba. Puede que desinvierta lo que necesite a 5 años vista y deje el resto del dinero indexado para volver a hacer las mismas cuentas pasado el lustro y en función de lo que él entienda que es su esperanza de vida. O que no se fíe de tan sólo 5 años más de bolsa y decida combinarla con renta fija. Hay muchas posibilidades.

No obstante, para lo que aquí importa, que nuestro jubilado novato haya obtenido estos resultados no depende en absoluto de él, sino del mercado. Su papel se reduce a realizar una aportación anual no demasiado elevada y, posteriormente, a esperar sin hacer nada a su jubilación. Y aquí subyace también un peligro. Veamos cuál.

Pongamos que los resultados que hemos visto del fondo naranja entre 2006-2021 estuvieran cambiados. Es decir, el inversor hiciera frente a los resultados del 2007-2008 en 2020-2021 respectivamente. O sea, no tiene la “suerte” de sufrir los peores momentos bursátiles al comienzo de su proceso inversor, cuando todavía no ha hecho más que aportar una cantidad pequeña de lo que finalmente aportará. Bien, pues en tal caso, el cuadro de antes quedaría de la siguiente manera:

COSAS QUE EL PENSIONISTA INDEXADO NO DEBE OLVIDAR NUNCA

Ahora, nuestro yayo ha aportado lo mismo, 19.200 €, pero en lugar de 66.127 € lo que tiene son 37.283 €, una rentabilidad total acumulada del 94%. El pobre hombre ha visto como su capital de principios de 2020, que ascendía a 59.169€, se deteriorará un 37% en los siguientes dos años.

¡Justo cuando me jubilo! ¡Pero qué mala SUERTE! Ahora las cuentas cambian. Si sigue estimando su esperanza de vida en 20 años, dispone de 1.864€ anuales más o 155€ mensuales que puede sumar a sus 1.255€ de pensión pública. De 1.530€ brutos a 1.410€. Ahora, la parte privada de su pensión ya no representa una prima del 22% sino del 12%.

Hay una parte positiva y otra negativa en este supuesto. La positiva, que a pesar de encarar dos años malos y especialmente un último año desastroso, el inversor ha conservado su capital y obtenido ganancias. Los 14 años anteriores (de los cuales 13 fueron alcistas) cimentaron un capital que, pese a ser golpeado despiadadamente en el peor momento posible, resistieron con éxito (aunque con penalización) los embates de la cruel fortuna bursátil. La parte negativa es que, obviamente, las expectativas que tan sólo dos años antes de jubilarse tenía este señor, se han visto muy cambiadas.

Y esto último no tiene remedio. Para volver a recuperar lo perdido, probablemente habrá de esperar varios años. Si son menos de 5 podrá darse con un canto en los dientes. Y eso para regresar al punto de partida, que eran los 59.169€ de 2019. ¿Qué más le da esperar 5 años más?, podría decir cualquiera. La respuesta se antoja obvia: ya tengo 65 años, quiero el dinero ahora y no cuando tenga entre 70-75 años, que ya estaré más achacoso. Lógicamente.

Este riesgo inherente del mercado de acciones, es decir, que simple y llanamente la suerte no te sonría o, mejor dicho, se tenga la peor fortuna en el momento menos pertinente, es un factor de riesgo que cualquier inversor debe tener en cuenta y más aún si ha invertido pensando en su jubilación. Las acciones pueden darle buenos momentos. Pero mucho cuidado ahí. También muchos disgustos.

Como se alegará que 16 años es poco tiempo, volveremos sobre este tema con otro ejemplo un poco más largo. Y no todo lo que reluzca será oro o, queremos decir, plusvalías.

@mellizonomics & @quietinvestment

 

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