5.000 SOMBRAS OSCURAS DEL DOLLAR COST AVERAGING
5.000 SOMBRAS OSCURAS DEL DOLLAR COST AVERAGING
No hace tanto que nos preguntábamos Cuánto tiempo tiene que pasar tras un derrumbe bursátil para recuperar mi dinero. Nos remitimos a ese post para los detalles, pero en resumen habíamos concluido que el inversor en el SP500 expresado en euros y en términos reales para España hubiera tenido que esperar largos períodos de tiempo para recuperar su dinero. Largos de verdad.
Así, el inversor de principios de 2000 no recuperaría su dinero hasta 2015, tras una interminable espera de 16 años, ni más ni menos. Al inversor del 2001 le habría ido mejor y hubiera recuperado su capital en 2015, tardando “sólo” 15 años. El inversor de 2002 tardaría 13 años y volvería a la casilla de salida en 2014. Los inversores que hubieran invertido a principios de 2003 y 2004 tardarían menos de una década en recuperar su capital, 9 años, en 2011 y 2012 respectivamente. El “afortunado” inversor de 2005 recuperaría su dinero al cabo de 8 ejercicios, en 2012. Por su parte, el inversor de 2006 recupera su dinero en 2013, tras otra “pequeña” espera de 8 años, mientras que el inversor de 2007 se ahorra un año y recupera todo lo perdido tras 7 años, también en 2013. Finalmente, el inversor de 2008 logrará recuperarse tras 5 años, en 2012.
Es decir, ponte a esperar entre 16 años en el peor de los casos a “tan sólo” 5 en el mejor de los supuestos. Y eso solamente para volver, en términos reales, al punto de partida, para recuperar lo invertido sin ganancia relevante alguna. Lo cual significa estar preparado psicológica y financieramente para asumir pérdidas latentes que superen el quinquenio y que pueden llegar a ser “generacionales.”
Sucede, no obstante, que muchos inversores que no han experimentado una época como la comprendida entre los años 2000-2008 ni conocen en realidad lo que es un mercado bajista de verdad afirman sin el menor atisbo de duda que el empleo del DCA, dollar cost averaging o promedio del coste monetario, es decir, la práctica de realizar aportaciones monetarias periódicas al fondo o ETF índice, diluye estas terribles esperas y convierte el horror anterior en poco menos que Boglelandia. Y, ciertamente, el DCA es una herramienta de inversión extraordinaria por multitud de razones, desde materiales y prácticas hasta psicológicas, pero en ningún caso constituye un bálsamo de Fierabrás para cuando las cosas vienen muy pero que muy torcidas en los mercados. El DCA no es mágico. Sólo una técnica de inversión, con sus múltiples ventajas, pero también con sus inconvenientes.
El largo ciclo alcista iniciado en 2009 y la irrupción de la indexación en el mercado de productos financieros español han convertido a muchos inversores en auténticos talibanes financieros incapaces de razonar con objetividad y realismo respecto a las ventajas e inconvenientes de la gestión pasiva y su principal herramienta, el DCA. “Compra el mundo y a esperar.” Buy & hold hasta reventar. Y mucha paciencia, más que la de Juan Ramón Rallo respondiendo comentarios en Twitter.
Volvamos al Vanguard U.S. 500 Stock Index Fund Investor EUR Accumulation, esto es, el Vanguard 500 en euros. Nos ceñiremos a sus cifras de rentabilidad real, descontando la inflación de acuerdo a los datos del IPCA. En la quinta columna del cuadro inferior tenemos la evolución de 1.200 € invertidos a principios del año 2000. En la sexta columna, en cambio, tenemos una cifra que se invertirá a principios de cada año. Esa cantidad parte de 1.200 € pero varía al alza porque se aumenta para compensar los efectos de la inflación, redondeando hacia arriba. Por ejemplo, en el año 2000 la inflación fue del 4.0%. Entonces en 2001 se invertirán 1.200 € más un 4.5% para compensar. Siempre redondearemos hacia arriba, en márgenes de 0.5 puntos porcentuales. Por ejemplo, si en 2003 la inflación es del 2.69%, en 2004 aumentaremos la cuota anual en un 3.0%. Si en 2004 la inflación es del 3.28% en 2005 reforzaremos la cuota del 2004 subiéndola un 3.5%. En los años 2015 y 2016 la cuota no varía porque en 2014 y 2015 no hubo inflación sino deflación. En la penúltima columna podemos ver la evolución en términos reales de lo invertido. Finalmente, en la última columna observamos la cantidad de dinero invertida al final de cada año. Por ejemplo, en 2016 se habrán invertido en total 26.574 €. En 2008, 12.573€. De esta forma podemos comparar todo lo que hemos aportado en un momento determinado con su evolución bursátil en la columna anterior.
Como podemos observar en la quinta columna, el inversor del año 2000 hubiera recuperado su dinero en 2015, tras 16 interminables años. Probablemente más tarde porque en la práctica sería muy complicado no pagar unos costes de intermediación más elevados que los mínimos de Vanguard. No obstante, para el inversor que promedia cada año hay cierta mejoría. Así, será en el año 2012 cuando éste no sólo recupere su dinero, sino que empiece a obtener tímidas ganancias. Es decir, su espera se reduce de 16 años a “tan sólo” 13.
El ejemplo es beneficioso para el inversor: asume las bajas comisiones de Vanguard; las caídas bursátiles acontecen cuando empieza su periplo como inversor indexado y tiene toda la vida por delante (no cuando está próximo a desinvertir después de 10 o más años en los mercados); finalmente, el inversor es capaz de incrementar su cuota anualmente para compensar los efectos de la inflación, sin que le afecte laboralmente ninguna recesión económica o “el temor reverencial.” No obstante, ni aún con todas las ventajas logra evitar una espera de más de 10 años. Eso sucede porque el período 2000-2008 del SP500, en euros y en términos reales para España, no da para más:
No hay por donde coger un período como el anterior. Ponte a promediar y a hacer DCAs ahí. No hay nada que hacer. Ya puedes echar paladas y paladas de dinero que no lo vas a levantar ni con una tonelada de Viagra.
El inversor que empezara su periplo en 2001 y practicara este DCA recuperaría su dinero en 2012, tras 12 años, en lugar de 2015, ahorrándose 3 años. El de 2002 podría recuperar su dinero mucho más pronto, al terminar 2005. De permanecer invertido practicando el DCA se iría a 2011, muy por los pelos. Es decir, 10 años de espera (en lugar de 13) con una ventana de oportunidad en 2005 para desinvertir.
El inversor de 2003 recuperaría su dinero en 2010, tras 8 años, ahorrándose sólo uno en caso de no hacer DCA. El de 2004 también recuperaría su dinero en 2010, tras 7 años, pero en este caso se ahorran dos años. El inversor de 2005 recupera lo suyo en 2010, tras 6 años, ahorrándose también 2 años. El de 2006, 5 años, también en 2010, ahorrándose 3 años. El de 2007, 4 años. Otra vez en 2010, ahorrándose a su vez 3 años. Finalmente, el inversor de 2008 vuelve al punto de partida al cabo de 3 años, en 2010 y se ahorra 2 años.
16 años o 5.840 días en el mejor de los casos para el inversor de principios del año 2000. Como mínimo. O, 13 años o 4.754 días para el inversor que ha realizado un DCA. También como mínimo. De todo lo anterior extraeremos ciertas conclusiones en el próximo post y, además, ofreceremos un ejemplo mucho más real (y optimista), adaptado a la realidad histórica de la oferta de fondos índice en España.
Recuerda: el DCA es una herramienta extraordinaria y muy útil. Pero no hace magia porque, sencillamente, a veces los mercados son todo lo contario a “mágicos.”
@mellizonomics & @quietinvestment